Yesterday I met a new follower.

She messaged me about a post I had made and about how she had read my blog and admired me—she too is a writer.  

After quite some time speaking, I asked her to send me some of her writing. Immediately, she did. It was profound and well-written. Clearly, something that had been thoroughly thought out. I returned to our chat and expressed my admiration for the pieces she had sent. And I asked her how old she was.

To my surprise, this young lady is just shy of 18.

I perused her page to find some amazing content. She had an entire post questioning herself on whether her instagram profile truly reflected who she was. She had come to the conclusion that it didn’t.

The profile was merely a representation of her shell.

In it, she expressed her desire to grow and make her personality shine more through her content. I was amazed.

How could a teenager be so mature? How could she be so aware? In so many ways, she reminded me of myself (only much smarter and a better writer as well). And for a moment, I felt compelled to tell her to go elsewhere, to find a better role model… that I wasn’t good enough.

But I changed my mind.

She inspired me. Rather than push her away, I felt I should rise to her standard. I’m honored and touched that there are young people out there who read what I have to say and feel a connection or some sort of admiration towards me. It is because of that, that I taught for many years. This is the first time something like this has happened to me outside of the classroom or with a stranger, but it has inspired me to do better. As the saying goes, know better do better. It’s not until something like this happens that you realize what an impact you can have on those around you.

Fabiana, I promise to try to incorporate more of me, the real me, into my page… and it’s for you.

IN SPANISH BELOW.

SIGUE EN ESPANOL:

Ayer conocí a una de mis followers.

Me envió un mensaje sobre uno de mis posts y sobre como había leído mi blog y me admiraba—también es escritora.

Después de hablar un poco con ella, le pedí que me enviara algo que había escrito y lo hizo. Lo que me envió estaba muy bien escrito y tenía mucha profundidad. Algo que, obviamente, estaba muy bien ejecutado. Le deje saber lo que pensaba sobre su escritura, y que como ella a mi, tambien la admiraba.

Le pregunté su edad y para mi gran sorpresa sólo tiene 17 añitos.

Tome un paseo por su perfil y llegue a un post donde se preguntaba ella misma si el contenido de su perfil reflejaba quien ella era. Y en él llegó a la conclusión que no lo hacía y resolvió al mejorar en eso. Poco a poco haría que su página reflejara más su personalidad y no sólo su físico. Quedé asombrada.

¿Cómo podía tener tanta madurez una adolescente? ¿Como se conocía tan bien a esa edad? De tantas formas me recordaba a mi de joven, claro que mucho más inteligente y mejor escritora. Y por un momento quise decirle que mejor se buscara una mentora más capaz, que yo no era lo suficientemente talentosa. Pero recapacite. Ella me había inspirado. En vez de decepcionarla decidí mejorar.

Me siento honrada y conmovida de que hay jóvenes que escuchan lo que tengo que decir y que de alguna forma se identifiquen conmigo o me admiren. Es por eso que fui maestra tantos años. Pero esta es la primera vez que me sucede fuera del aula con alguien que no fue mi alumno y no me conoce. Y me ha inspirado a ser mejor. Porque no es hasta que algo así nos sucede que en realidad entendemos el impacto que podemos causar a nuestros alrededores.

Fabiana, prometo incorporar más de mi, del verdadero yo, en mi página… y es por ti.